El objetivo principal de esta cocina fue aumentar la capacidad de almacenaje superior, ya que la vivienda original no contaba con muebles altos. Para ello, se diseñó una distribución en “L”, donde cada centímetro fue aprovechado de forma eficiente, optimizando tanto el uso como la circulación.
La propuesta genera una base azul profunda, contenida por dos volúmenes en altura que aportan jerarquía y definen visualmente el espacio.
Aprovechando la arquitectura existente, se incorpora una isla en doble altura que cumple doble función: mesada de trabajo y barra hacia el comedor.
Para resaltar el ambiente, se eligió el tono cobre como acento, presente en los tiradores y en las tres luminarias suspendidas sobre la barra. Además, se integró iluminación LED en la parte inferior de los aéreos para reforzar la luz de trabajo y aportar un plus de diseño.
